Miguel Hernández. Centenario.

En 2010 se cumplen 100 años del nacimiento del poeta Miguel Hernández. Poeta del pueblo, sufrió en primera persona la mayor tragedia española del siglo XX.

Nació en una familia humilde y su formación la tuvo que conseguir contra los deseos familiares.

Sus obras principales son

Perito en lunas

El rayo que no cesa

Viento del pueblo

El hombre acecha

Cancionero y romancero de ausencias

Su poesía ha sido musicada en numerosas ocasiones, lo que ha permitido que sea conocida por muchas generaciones de españoles. Es muy conocido el disco «Miguel Hernández», publicado por Joan Manuel Serrat en 1972, y la versión de El niño yuntero cantada por Víctor Jara.




Toda la información sobre el poeta y su centenario se encuentra en la dirección http://www.miguelhernandezvirtual.com/xml/. Entre las múchas páginas con recursos sobre Miguel Hernández destaca http://sauce.pntic.mec.es/jbaf0008/PAGINAMIGUEL%20NERNANDEZ1.htm

NANAS DE LA CEBOLLA

La cebolla es escarcha 
cerrada y pobre. 
Escarcha de tus días 
y de mis noches. 
Hambre y cebolla, 
hielo negro y escarcha 
grande y redonda. 

En la cuna del hambre 
mi niño estaba. 
Con sangre de cebolla 
se amamantaba. 
Pero tu sangre, 
escarchada de azúcar 
cebolla y hambre. 

Una mujer morena 
resuelta en lunas 
se derrama hilo a hilo 
sobre la cuna. 
Ríete niño 
que te traigo la luna 
cuando es preciso. 

Tu risa me hace libre, 
me pone alas. 
Soledades me quita, 
cárcel me arranca. 
Boca que vuela, 
corazón que en tus labios 
relampaguea. 

Es tu risa la espada 
más victoriosa, 
vencedor de las flores 
y las alondras. 
Rival del sol. 
Porvenir de mis huesos 
y de mi amor. 

Desperté de ser niño: 
nunca despiertes. 
Triste llevo la boca: 
ríete siempre. 
Siempre en la cuna 
defendiendo la risa 
pluma por pluma. 

Al octavo mes ríes 
con cinco azahares. 
Con cinco diminutas 
ferocidades. 
Con cinco dientes 
como cinco jazmines 
adolescentes. 

Frontera de los besos 
serán mañana, 
cuando en la dentadura 
sientas un arma. 
Sientas un fuego 
correr dientes abajo 
buscando el centro. 

Vuela niño en la doble 
luna del pecho: 
él, triste de cebolla, 
tú satisfecho. 
No te derrumbes. 
No sepas lo que pasa 
ni lo que ocurre.

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