Todo indica que en un futuro no demasiado lejano el aprendizaje se basará, en un tanto por ciento muy elevado, en los dispositivos móviles, tanto dentro como fuera del aula. Cada vez estamos más inmersos en la era post-pc y el número de ventas de estos dispositivos cada vez mengua más en favor de las de teléfonos inteligentes y tabletas.
A pesar de esta tendencia, sería demasiado inocente pensar que la mera implantación de estas tecnologías por sí mismas suponga ser la panacea educacional que la humanidad ha estado buscando durante miles de años. Es por eso que equipos de maestros y padres preocupados por la evolución de los procesos educativos y de cómo estos influyen en los procesos de aprendizaje de los mismos, se plantean preguntas como la que titula este post: ¿Pueden realmente las aplicaciones móviles mejorar el aprendizaje? La siguiente infografía nos puede ayudar a sacar nuestras propias conclusiones. Estos son algunos de sus puntos más destacables:
